jueves, 11 de agosto de 2011

Gótico

Hola, buenos días. Hoy os traigo algo… dejémoslo en algo deprimente. Hace mucho que no escribía nada gótico, y hoy me ha dado por hacerlo je je. Aquí os lo dejo.

 

Lloraba tirada en la cama, estrujando aquella carta entre sus dedos. La verdad dolía, y prefería que hubiera sido así, pues podía llorar, desahogarse, gritar su nombre y maldecir su vida, sin tener que ver la sonrisa en su cara y sin necesidad de imaginar sus dedos recorriendo la espalda de otra, aunque su mente actuaba como un látigo y la golpeaba donde más dolía una y otra vez. 
Cuanto se arrepentía entonces de haber probado el néctar adormecedor de su mentira. El simple hecho de haber probado el veneno de sus labios una sola vez, creaba una adicción vitalicia que no conseguía sacudirse ni al ritmo de la música que en esos momentos ahogaba sus sollozos, evitaba que el mundo conociera ese dolor y que nadie la viera en esos momentos, en los que, más que su traición, la mataba el arrepentimiento, mientras susurraba su nombre una y otra vez, y cuando tocaba sus labios agrietados, le sabía a hiel.
Supo entonces que nunca jamás podría volver a mirarle a la cara sin que la ira burbujeara en su garganta, las lágrimas en sus ojos y el color en sus mejillas.

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